Valentina piensa que su felicidad será completa cuando se case con su prometido, Alonso, dentro de unos días. Pero la realidad está a punto de destruir su ilusión, porque Alonso sólo busca su dinero, y además es amante de Ivana. Ambos han fraguado un plan para arrebatarle su fortuna, pero las cosas se complican y Alonso prefiere desaparecer; hace creer a Ivana que se marcharán juntos del país, pero nunca llega al aeropuerto, y deja a Valentina plantada ante el altar. A partir de ese momento, Valentina es otra mujer. De aquella joven dulce, justa y sensata se transforma en una mujer fría, autoritaria y déspota, llena de amargura.